interpelé a las curvas, a las ondas,
que invocaran una calma sin párpados,
que expulsaran la tristeza que clama
con un ariete de pueblos
-no es mío ese dolor:
pertenece a los bolsillos-
pero tuyo al mío voló
como semilla sin tierra
que invocaran una calma sin párpados,
que expulsaran la tristeza que clama
con un ariete de pueblos
-no es mío ese dolor:
pertenece a los bolsillos-
pero tuyo al mío voló
como semilla sin tierra
yo era noche
-suspiro de escorpiones-
no hallé el suelo, ni una silla,
ni una arista leve,
ni un centímetro de piel,
donde poder sujetarme,
vértigo fui
y la noche con sus piedras
a V.G.